martes, 27 de noviembre de 2007

Con Furia

una de Aldo muy molesto

¿Es el Congreso el más feroz “perro del hortelano” en nuestro país, más bravo aún que las hipócritas ONG caviares ambientalistas, esas fachadas a menudo de radicales comechados, de “consultorsaurios sandías” (verdes por fuera y rojos por dentro), que justifican su vivir del dinero extranjero gracias a armar problemas vía la manipulación del ignorante, desconfiado y temeroso campesinado andino? ¿Más violento aún que la estupidísima y mentirosa izquierda nacional, que sigue congelada en los 70 –superlativamente a nivel de “sindicasaurios” y “sindicaleros” tipo SUTEP y CGTP– con su supuesta intelectualidad académica (en realidad son argollas enquistadas en universidades públicas y privadas) y periodística (el Producto Bruto Interno crece de modo impresionante cuando éstos escriben sobre economía) o de sus obtusos tecnócratas, aquellos que no salen de sus obsoletos paradigmas de la CAN, la CEPAL, el proteccionismo, el pesimismo, el fiscalismo y el estatismo. ¿Más achorado aún que ese sibilino, retrógrado y activo sector zurdo de la Iglesia católica, comandado por la Orden Jesuita o por “freelancers” como el cura Arana, muy poderosos gracias a una extensa red de radios provinciales, donde el “padrecito cura” abusa de las supersticiosas masas rurales? Pues sí, porque en sus manos está aprobar las iniciativas positivas.
Uno lee la segunda entrega del “Pensamiento García” y se topa con que ya el Ejecutivo ha presentado varios proyectos excelentes que allí duermen el sueño de los justos: proyecto de ley de meritocracia en nuestra burocracia, proyecto 491-2007 para subastar terrenos eriazos, proyecto 840-2006 para invertir en la industria maderera, proyecto para titulizar hipotecas y venderlas en paquetes (¡un ignorante la ha confundido con la crisis de las “hipoteca basura”!), proyecto de ley 1715-2007 para agilizar la expropiación de inmuebles a fin de ejecutar obras públicas, proyecto de ley 12211-2006 para limitar el obstruccionismo edil en la inversión privada y el proyecto de ley 1799-07 para promover inversiones en generación eléctrica con recursos renovables. A ver, Gonzales Posada y voceros parlamentarios, ¿por qué no acuerdan y votan ya en el pleno estas seis iniciativas de una maldita vez por todas?
Claro, es más fácil para las perezosas neuronas, el ego, el estómago y el aparato fonador de los congresistas dedicarse a denunciar e investigar cualquier, cualquier cosa; a hablar huevadas demagógicas (uno vivió años criticando la lata de la leche Gloria y otro ahora no sale de los teléfonos); a oponerse a cualquier iniciativa ajena; a contestar lo que el otro dijo sobre uno (“¿Qué responde usted respecto de lo que X ha dicho de su persona, su partido o lo que sea?”. Y éste a su vez replica y el otro retruca y así ad nauseaum per secula seculorum); a ausentarse de las comisiones para vagar, ver fútbol o tirarse a la amante; a evadir temas vitales, peliagudos y potencialmente impopulares; a “aguantar”, esconder normas por presiones menores (como el decepcionante congresista Yamashiro con la reducción de impuestos a los espectáculos públicos); a buscarle chamba a allegados, querida/os y familiares; a hacer su “business”, etc...

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